lunes, 17 de octubre de 2011

¿A qué nos referimos cuando decimos "futurismo"?

Se trata de un término ambiguo que tiene varias acepciones:


El futurismo artístico: Es la acepción de futurismo más concreta, referida al movimiento de vanguardia que surgió en Milán a principios del XX. Al relacionarse posteriormente con el fascismo fue perdiendo su carácter transgresor y por tanto, su calidad estética. Como consecuencia de esta relación, muchos logros artísticos de este movimiento han sido automáticamente negados o ignorados.             
El futurismo fue la primera vanguardia con incursiones en el cine, el teatro, la moda, la música, la cocina e incluso la política. Generó varios manifiestos, normalmente redactados con prosa agresiva. La teoría que formulaban los futuristas estaba llena de contradicciones, debido a su carácter vitalista e irracionalista de sus inicios. Su estética tenía una fuerte raíz romántica, ya que fueron los primeros en recurrir al "sublime tecnológico”, en base al concepto de dinamismo universal de H. Bergson. También fue muy importante la influencia nietzscheana. 
Los futuristas no eran un grupo homogéneo. Marinetti, el creador del futurismo, aglutinaba la corriente principal, aunque hubo grupos que se opusieron a él, principalmente los futuristas florentinos. También hubo muchos futuristas anarquistas y antifascistas.  
El futurismo tuvo una importante repercusión internacional, principalmente en países de incipiente desarrollo industrial. El caso más notable es el futurismo ruso, aunque también tuvo presencia en lugares tan dispares como Francia, España, Japón, Polonia o Inglaterra.
El futurismo utópico: Se denomina así a determinadas poéticas que se dan dentro de la cultura popular desde el S.XIX hasta la actualidad. Relacionado directamente con la ciencia ficción, se manifiesta principalmente en: Diseño, arquitectura popular, comic, revistas juveniles, novela por entregas, etc. Con origen en el positivismo.         
Tuvo un especial auge en el periodo de entreguerras y, debido a ello, se asocia este futurismo utópico a momentos de crisis. Tras la Segunda Guerra Mundial comienza una etapa de desconfianza en la tecnología que repercute negativamente en el futurismo utópico. El "movimiento" resurge tras los 70, con la carrera espacial y el avance de la electrónica como detonantes.      
La poética del futurismo utópico incide en las nuevas tecnologías que van surgiendo y planteando hipotéticas aplicaciones. Antes de la guerra, se muestra una romántica debilidad por el gigantismo, mostrando a máquinas imponentes y a megalópolis como protagonistas, auténticos paisajes donde la figura humana se ve empequeñecida. Tras la guerra encontramos una tendencia más humanista, que incide en la dimensión humana de la tecnología y su capacidad para mejorar la vida cotidiana.            
El Futurismo Negro: Se da fundamentalmente en la narrativa (novela, cine) Nace como reacción pesimista al futurismo utópico. Comienza en la posguerra mundial, cuando la confianza en la tecnología se hunde y el peligro nuclear se expande.                
El Retrofuturismo: Es un fenómeno reciente, que afecta al cine, la novela, el diseño, etc. Con carácter extremadamente postmoderno, este fenómeno recupera aparentemente parte de la poética del futurismo utópico desde una visión trágica y algo sarcástica de "lo que pudo ser y no fue". Explota la ingenuidad de este, y mira hacia el pasado.  
               
El futurismo como actitud: La presencia de la estética futurista, en el "subconsciente" es algo constante en nuestra sociedad. Debido a la actual sociedad de consumo, en la que "lo nuevo" goza de un prestigio inherente. El bombardeo publicitario hace que despreciemos lo viejo, y las modas son algo tan efímero como inevitable.

Reflexión sobre el Futurismo:
 El futurismo rompe de manera radical con la tradición y cultura histórica existente hasta el momento de su aparición, instaurando una nueva forma de pensar basada puramente en las ciencias y tecnologías.
 Nace una sociedad iniciada en el abastecimiento y ayuda mediante maquinas e instrumentos tecnológicos; pero que como en cualquier principio hacia lo desconocido, la dificultad de romper la costumbre es muy grande, y este hecho marca un ritmo evolutivo distinto entre tecnologías y hombres.  Esta descoordinación destroza los ideales futuristas ya que divide la realidad en dos realidades secundarias: una realidad minoritaria basada en las nuevas tecnologías y una mayoritaria anclada en la cultura histórica anterior.
Y dadas las circunstancias históricas del momento el boom tecnológico fue tan espectacular que ni sociedad podía adaptarse ni la tecnología podía sobrevivir a sus propias evoluciones y dejaba todo acto tecnológico como incorrecto con demasiada rapidez.
El fracaso del futurismo consiste en una velocidad evolutiva de las tecnologías tan alta que sólo puedo ser seguida por una minoría insuficiente. Actualmente, la velocidad de evolución de las nuevas tecnologías ha descendido considerablemente mientras que la sociedad ha avanzado lo correspondiente para dar uso a dichas tecnologías, por ello sería un momento histórico más propicio para un movimiento tecnológico como el Futurismo.

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