sábado, 15 de octubre de 2011

Gino Severini

Partiendo de la base de lo que se conoce como Movimiento Futurista o Futurismo, nos encontramos con autores que merecen un mérito reconocido cuando se menciona este estilo artístico.
Retrato de Gino Severini
Es el caso de Gino Severini, nacido el 7 de abril de 1883 en la ciudad italiana de Cortona.


Como la mayoría de los artistas, el inicio fue algo precario, ya que la posibilidades económicas le limitaban demasiado. No obstante, asistió a la Scuola Tecnica de Cortona y frecuentó clases de dibujo con la pintora de la localidad. Ya a los 17 años, decidió mudarse a Roma, donde, además de trabajar para un banco, ampliaría sus estudios en la Scuola Serale di Disegno agli Incurabili.
Pronto conoce a los pintores Umberto Boccioni (quien le pondrá al tanto de la pintura puntillista de Seurat) y a Giacomo Balla, pero decide trasladarse en 1906 a Parísdonde se centrará en aprender sobre el Neoimpresionismo y formará parte del grupo de amigos artistas, integrado por Midigliani, Picasso, Juan Gris o Braque, entre otros. Ciertamente alejado del futurismo, ya que no creía mucho en el protagonismo de la máquina como un objeto al que alabar, pintará cuadros con estilos divisionistas, como Fiesta en Montmartre.


Fiesta en Montmartre
También abordará el dinamismo, de aquí que sus pinturas se vinculen con el tema del baile, la noche parisina, el movimiento, todo ello bajo la experiencia propia y desinhibida que a menudo frecuenta en las noches que pasa en la ciudad francesa. De ahí surge el cuadro que Apollinaire consideró el mejor cuadro futurista, en 1909, “La danza del Pan Pan al Monico”, pintura que fue destruida durante la Segunda Guerra mundial y reconstruido por el mismo Severini gracias a viejas fotografías y a unas reproducciones en cerámica en 1959. Por lo tanto, si hay que hablar de un cuadro que reúna las características más novedosas de la época, tenemos que referirnos a este, ya que recrea el ambiente de la noche parisina visto desde los ojos de Severini, identificando la ciudad con un gran organismo vivo, dinámico, representado por el teatro, el boulevard y el café-chantant como puntos de encuentro y diversión.


Sin embargo, en 1910 se unirá al movimiento futurista, junto con Boccioni y Marinetti y firmará el manifiesto que se publicaría en el diario Le Figaro. Siguiendo en la línea de las inquietudes de Severini, en esta tendencia se ensalza lo exaltado y estrepitoso de los movimientos de los cuerpos al bailar, además del bullicio y griterío de gente que se halla bajo los efectos del alcohol, a la misma vez que suenan los violines, como en el caso concreto del cuadro del Monico (La danza del pan pan al Monico). No hay que olvidar el vínculo del pintor con el puntillismo de Seurat, que se deja ver en la realidad fragmentada, colorida y llena de combinaciones cromáticas del cuadro El Boulevard, en 1911.

El Boulevard

Como buen artista, también Severini tiene una etapa de cambio. En esta ocasión, se deja llevar por el estilo de la abstracción cubista. Buen ejemplo de ello son las pinturas: Jeroglífico dinámico de Bal Tabarin, Dinamismo de una bailarina, Bailarina azul.


No obstante, no olvida la tendencia del Futurismo, y asiste a la primera exposición futurista de la Galerie Bernheim-Jeune. Es precisamente el reconocimiento de este evento el que asentará las bases de este nuevo movimiento y de ahí su expansión por otros lugares como Berlín, Londres e incluso los Estados Unidos.De vacaciones por Italia, junto a su recién esposa Jeanne Fort, Severini escribirá el manifiesto “L’analogie plastique du dynamisme”, que será precedido por la obra Ritmo plástico, un cuadro cubista que saldrá a la luz el 14 de Julio de ese mismo año, 1912.

Ritmo plástico

Mar=Bailarina
Debido a su delicado estado de salud, en 1913 decide mudarse a Anzio, en Italia, y realizará una de las pinturas que más le avalan: Mar=Bailarina. Una vez más, demuestra que conoce a la perfección el movimiento, los compases de la bailarina, que se igualan con la ondulación de las olas, y un cúmulo de colores que transmiten cómo el mar se funde con la orilla.

Tren de la Cruz Roja atravesando un pueblo
En una de sus últimas etapas, el artista olvida la evocación del frenesí y el descontrol para pasar a plasmar los nuevos y turbios tiempos. Así, aunque en la primera década del siglo XX sirviera de vínculo entre las tendencias francocubistas e italofuturistas, en Igny (Francia), en 1915, pintará Train de la croix rouge traversant un village (“Tren de la Cruz Roja atravesando un pueblo”), donde se puede visualizar la fragmentación del paisaje, caracterizando nuestra percepción del movimiento de un objeto.


Siempre maravillado por el Cubismo, en 1921 Severini escribirá “Du cubisme au classicisme”. Más tarde, en los años posteriores, participará en muestras, como la Prima mostra del Novecento Italiana, decorará la casa Rosenberg de Roma, entre otras, y se dedicará a pintar máscaras. A partir de 1936 participará en varias exhibiciones, como la de Cubismo y Arte abstracto del Museo di Arte Moderno. Además de numerosos reconocimientos que recibirá a lo largo de la vida, hay que hacer mención de una de sus últimas obras: “Arlequín con mandolina” y “Maternidad”.

La vida de este artista llega a su fin el 26 de febrero de 1966, en París.

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